Fue conquistada por los romanos, luego por los árabes y reconquistada
en el siglo XII por los cristianos. Aparece citada por primera vez en
un documento fechado el 9 de
julio de 1277
en el que Alfonso X manda a Pedro
Martínez que se dirija a Oropesa y Torralba y obligue a restituir a los
que habían entrado en el donadío de Velada los daños causados a Velasco
Velázquez.
En aquella época pertenecía a la Orden de Santa María de España.
En 1366 Enrique II le concede el señorío de
esta villa a don García Álvarez de Toledo, jefe por entonces de la Casa
de Alba, como recompensa a su renuncia del maestrazgo de Santiago y
otros servicios prestados. Su descendiente Fernando Álvarez de Toledo,
fue el primer conde de Oropesa, nombrado por los reyes Católicos.
En su término existieron diferentes poblaciones, hoy ya destruidas,
como la de Aravalles, en el camino que va a Parrillas, Guadiervás altas y
bajas, a las orillas del río Guadyerbas o Fuente del Maestro, en el
camino que va a El Puente del Arzobispo. De otros despoblados
como los de Aldehuela, Ruimartin y Fuente de Cantos, se tienen noticias
de su existencia, aunque no se pueda fijar donde estuvieron situados.
A mediados del siglo XIX tenía 330 casas y el presupuesto municipal
ascendía a 45.567 reales de los cuales 4.400 eran para pagar al secretario.
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